El 24 de julio de 1978, mediante el decreto 624, la Junta Militar de Gobierno, cabeza de la dictadura, destituyó al general Gustavo Leigh de sus cargos como miembro de la Junta y como comandante en jefe de la Fuerza Aérea, dejando fuera a quien el 11 de septiembre de 1973 se instaló en el Puesto de comunicación Nº 2, en la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea, desde donde ordenó que se bombardeara con aviones Hawker Hunter La Moneda, la residencia presidencial de la calle Tomás Moro y seis radioemisoras de Santiago.
La salida de Leigh se dio tras el deterioro de su relación con el líder de la Junta, Augusto Pinochet, quien después de la ceremonia de juramento de Fernando Mathei – que asumió la jefatura de la Fuerza Aérea – manifestó: «el general Leigh Guzmán venía demostrando desde hace tiempo, con diversos hechos, un progresivo alejamiento de los postulados del Gobierno militar».
Días antes de su destitución, el 18 de julio, en una entrevista que Leigh concedió al diario italiano Corriere della Sera, dijo entre otras cosas, que la Junta Militar no había marcado ningún calendario político, lo cual ponía en peligro su propia subsistencia. En la ocasión, el general cesado señaló que calculaba en cinco años el plazo de devolución del poder a los civiles”.
Tras su salida, Leigh se dirigió a los medios a través de una declaración en la que reafirmó su convicción y respaldo al golpe de estado y aprovechó de explicar sus diferencias con el resto de la junta, compuesta además de Pinochet, por el director general de Carabineros, César Mendoza y el comandante en jefe de la Armada, José Toribio Merino: “ Las resoluciones inconsultas, concebidas y tramitadas en sigilo, la ausencia de flexibilidad para enfrentar los grandes problemas nacionales, el abandono de nuestra valiosa clase media y el sistemático enfrentamiento a los sectores laborales nos van a impedir alcanzar la paz y la convivencia armónica de todos los chilenos”.
Destitución Comandante en Jefe Gustavo Leigh
#HagamosMemoriaEl 24 de julio de 1978, el Comandante en Jefe de la FACH, Gustavo Leigh, fue destituido de la Junta Militar asumiendo el general de Brigada Aérea, Fernando Matthei. Una semana antes se había difundido la entrevista de Leigh al diario italiano Corriere della Sera, en la cual criticaba varios aspectos de la dictadura, situación que Pinochet consideró inaceptable y entonces solicitó que se ideara una justificación jurídica para la expulsión del comandante.“Extirpar el cáncer marxista hasta las últimas consecuencias” era el lema Gustavo Leigh, uno de los 4 integrantes de la Junta Militar que derrocó al presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, y quien además ordenó el bombardeo del palacio de La Moneda. A su vez, fue enfático en la “depuración” de militares de izquierda de la Academia de Guerra, mandato que supuso interrogatorios y torturas al general Alberto Bachelet, entre otros oficiales de la FACH. Esta y otras notas de prensa las podrás encontrar en el Catálogo Audiovisual del Museo, accediendo a http://catalogo.museodelamemoria.cl/
Publicado por Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en Lunes, 24 de julio de 2017
Tras casi 5 años al mando de la Fuerza Aérea, jefatura que asumió por orden del ex presidente Salvador Allende, luego de la renuncia del general César Ruiz Danyau, el 18 de agosto de 1973, 41 días antes del golpe, el general Gustavo Leigh se caracterizó por su acérrimo Anticomunismo.
Desde el primer día se hizo famoso por declarar que su misión sería “exterminar el cáncer marxista” del país, “hasta las últimas consecuencias”, haciendo llamados a la ciudadanía para que delataran a personas de izquierda. Además de la represión que desplegó por todo el país, Leigh comenzó con el depuramiento de la Fuerza Aérea. Una de las víctimas fue el general Alberto Bachelet, director de la Junta de Abastecimiento y Precios del gobierno de Allende; detenido y torturado por oficiales de su propia institución, quien falleció mientras se encontraba recluido.
Leigh, como comandante en jefe, tuvo contacto directo con el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), organismo que persiguió a los militantes de la Unidad Popular. A comienzos de 1975 cambió su nombre por Dirección de Inteligencia (DIFA) y a fines del mismo año, en colaboración con Carabineros y la Armada, formaron el “Comando Conjunto”, organismo de represión que se enfocó en la persecución, tortura y desaparición de militantes del Partido Comunista de Chile (PCCh).
En 1986, el juez Carlos Cerda encargó reos a 40 personas, incluyendo a 32 integrantes de las Fuerzas Armadas por su implicancia en la detención y desaparición de 12 dirigentes del PCCh. En la nómina estaban los nombres más importantes del llamado «Comando Conjunto», entre ellos el general Gustavo Leigh. Poco tiempo después, la Corte Suprema le ordenó sobreseer definitivamente la causa en virtud de la Ley de Amnistía.
Tras su destitución como comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Leigh abrió un negoció de corretaje de propiedades, donde compartió oficina con Enrique Ruiz Bunger, ex jefe de la DIFA y uno de los líderes del Comando Conjunto.
Luego de su quiebre con la Junta Militar, Leigh afirmó en múltiples ocasiones que Pinochet se habría mostrado vacilante los días previos a los preparativos del golpe, sin tener mayor protagonismo en los días de gestación del derrocamiento de la Unidad Popular.
En 1998, en una entrevista que concedió a la revista Caras, Leigh declaró: “Pinochet no fue el autor de la idea ni estaba en la primera posición. Incluso, él temía por su vida. Sencillamente, no quería. Pero cuando vio que la decisión era absoluta de parte de la Armada y de la Fuerza Aérea, se sumó. No quería, porque no tenía buena comunicación con todos sus generales, no tenía confianza en sus generales. Les había pedido la renuncia a todos. Cuando renunció Prats y él lo reemplazó, quería que renunciaran todos para nombrar él a sus generales, pero no lo aguantaron mayormente y hubo algunos que se negaron rotundamente. Entonces, Pinochet no estaba en una posición confortable internamente. Por eso seguramente, no quería participar del movimiento”.
En la misma intervención aprovechó de contar una anécdota de los días previos al golpe: “Justo cuando estábamos reunidos yo con Pinochet, llegó el almirante Huidobro, con un papelito de Merino, donde decía: ´Gustavo y Augusto, es el momento de actuar con rapidez. Propongo iniciar las operaciones a las seis de la mañana del martes 11`. Yo acepté inmediatamente, firmé y dije conforme. Pero Pinochet tuvo sus dudas. Primero buscaba un lápiz con qué firmar, en un escritorio lleno de desorden que tenía tapado con papales y libros. Después se demoraba en firmar con el pretexto de que necesitaba un timbre, se demoró en firmar como media hora”.
El 20 de marzo de 1990, en un atentado perpetrado en su contra, Leigh perdió uno de sus ojos y falleció el 29 de septiembre de 1999 producto de un paro cardiaco, sin dar muestras de arrepentimiento de su participación en el golpe de estado y la Junta Militar, pese a todos los hechos y violaciones a los derechos humanos que se le imputan.
En abril de este año, la viuda de Leigh publicó un libro con las memorias del ex general y anunció que liberaría una serie de audios que su esposo grabó de forma oculta en las reuniones de la Junta Militar y en otras conversaciones con Pinochet.
Foto principal: Fondo Archivo Diario La Nación. Universidad Diego Portales.
24 julio, 2018