Luego del terremoto ocurrido el 8 de julio de 1971 entre Illapel y Valparaíso, que debido a su magnitud de 7,7° Richter destruyó más de 20 mil viviendas y causó la muerte de 85 personas, la Unión Soviética decidió donar las maquinarias y la asesoría técnica al Estado de Chile para instalar una planta de paneles prefabricados de hormigón KPD, dedicado a la fabricación en serie de viviendas sociales cuyo nombre correspondía a la sigla en ruso para «Edificación con Grandes Paneles”.
La planta ubicada en el barrio industrial CORFO del Belloto en Quilpué, fue localizada en el epicentro de la zona siniestrada, siendo en octubre de 1972 cuando en una concurrida ceremonia de inauguración, el entonces presidente de la República, Salvador Allende, firmó el primer panel producido.
El muro de hormigón con la firma del presidente fue instalado como un monolito en la entrada de la planta, cuya administración fue asumida por la Corporación de la Vivienda (CORVI). Otro detalle importante fue que, en su gran mayoría, fueron mujeres quienes asumieron la delicada tarea de manejar las grúas, tanto en la planta como en el montaje en terreno, elemento novedoso para la época, ya que la presencia de mujeres en el rubro de la construcción no era habitual.
Gran parte de los departamentos del primer conjunto habitacional fueron terminados y asignados antes del golpe militar y al momento de su entrega, quedaron diseñados otros dos conjuntos habitacionales en la misma zona. Sin embargo al iniciar la dictadura, la Armada allanó la planta KPD, deteniendo a operarios de la fábrica y expulsando a técnicos soviéticos que se encontraban en el país. Sin embargo el momento más crítico vivido por los funcionarios fue cuando, entre 1975 y 1977, cinco compañeros/as fueron detenidos y hechos desaparecer: Nelsa Zulema Gadea Galán, Sergio Jorge Hidalgo Orrego, Luis Gerardo Otarola Valdés, Hernán Leopoldo Quezada Moncada y Manuel Depremontt Muñoz.
Tiempo después, la Armada decidió reiniciar las actividades de la fábrica, pero modificando su nombre por VEP (Viviendas Económicas Prefabricadas) e instalando en la parte central del panel, la figura de la Virgen. En tanto la firma del presidente fue cubierta con estuco y pintura para poder preservarla sin que las fuerzas armadas destruyeran la estructura.
La planta fue desmantelada y parte de los materiales utilizados se consideraron como chatarra, siendo justamente un basural donde años más tarde el diseñador Hugo Palmarola y el arquitecto Pedro Alonso –quienes hacían una investigación respecto de la KPD en Chile– descubrieron abandonado el panel KPD, siendo ese momento en que la historia tuvo un giro y el simbólico muro de hormigón prefabricado vio la luz nuevamente.
En 2014, ambos profesionales presentaron el panel cuyo proyecto recibió el nombre de Monolith Controversies en la Bienal de Arquitectura de Venecia, rodeado de fotografías de la época y por proyecciones de los edificios levantados en Quilpué y otros lugares y que les permitió obtener como reconocimiento el León de Plata y con ello, rescatar un periodo olvidado de la historia arquitectónica, social y política de nuestra historia.
3 noviembre, 2017